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Venía en colores, ahora volví a ser gris.
El Metro me pone muy neurótica. Los ojos, en realidad.
Como un montón de bichos que se reúnen ahí a mirarse.
A mí el Metro no me gusta nada, por eso voy leyendo.

Y estoy muy egoísta, ando descontenta con eso.
Nadie lee este blog y me parece genial, sino no me darían ganas de escribir acá.
Me da paja escribir en papel, y qué? No es culpa mía, tipearlo es más rápido.

Soy una tipa re normal.
Soy una mujer re normal...
Una pesada con fobia social re normal.
Con los ojos delineados, la boca de rojo, sus uñitas rojas también, su ropita básica y cómoda, o incómoda pero linda - qué karma ser mujer -, su creatividad nula, pánico social, pensamientos vagos que no llegan a ninguna parte, solo la distraen de la gente que pasa a su lado...

Soy una tipa re normal. Mi historia es normal, no soy yo la rara, los raros son ellos. Y a ellos, que me inspiran este irracional asco social, les digo, de forma muy cortés:




Pero en plural.

Y me lo digo a mí también, por tener paranoias sin sentido, por ser infantil a los 21 años (casi), por ponerme cosas incómodas y andar con cara de querer bajarme del planeta.
- Qué puta!

Tomá, ahí tenés. Zas! en toda la boca.